* disertaciones de un jabalí: los escombros

Vuelvo a escribir este párrafo por enésima vez, y sigue siendo sólo un remedo de la idea brillante que era cuando lo pensaba. Desilusiones como ésta nos llenan la vida. Convendría mejor ser un dios. Si me dan a elegir, elegiría ser un dios poderoso y temido, un dios de verdad. Dios es poder, el amor es mentira. Se me cierran los ojos y me duele la espalda, debe ser lunes, o también podría ser jueves. Me obligo a resistir sin saber bien por qué, supongo que nuestra característica común es resistir. No estamos destinados a durar, a permanecer, interiormente lo sabemos con certeza y por eso la gran premisa es aguantar. No sabemos a ciencia cierta por qué, nunca nadie tuvo más que puras hipótesis, y mientras tanto, mientras alguien recorre ese camino hacia la luz, si es que hay alguien recorriendo efectivamente ese camino, el resto de nosotros preferimos resistir, porque es más cómodo. Tenemos excusas de sobra para quedarnos quietos en este lugar, sí, quedarnos quietos, porque si alguien piensa que se mueve es sólo un engaño, una sensación falsa, placebo tal vez. No pasa nada, nunca pasa nada. Pero ahora es tarde, no quiero aburrir, mañana será martes o viernes y muchos nos tenemos que levantar temprano para no perder la costumbre de cumplir. Cumplir para sentirnos seguros, cumplir para combatir la angustia. Esa angustia de no hacer, de no escribir, de no soñar, de no pensar, de ser invisible. Esa censura que nos limita, ese miedo disfrazado de deber, el mismo miedo a no poder llenar un espacio con algo propio, el miedo a desentonar, a no estar a la altura, a mostrarnos ante los demás, a ser vistos por los demás como mediocres. Confirmar la sospecha. Escribo con letra grande y confusa que soy mediocre. Soy mediocre. Soy cero, soy vacío. Podría ser un ejercicio interesante llevar adelante un diario de mi fracaso, pero no tengo la constancia como para llevarlo a cabo. ¿Se terminó la cuerda de este juguetito? No tengo tolerancia con la estupidez, o sí, pero me gusta creerme implacable, y creo entonces que todos son estúpidos. Adoradores de banalidad y lugares comunes, gente común; pobres diablos necesitados de un espejo benévolo, sin necesidad de una realidad completa, sin confesiones ni reflexión. ¿Con qué sueñan? ¿Quién creen que deberían haber sido en lugar de esta carroña desgraciada? Nada de lo que digo tiene sentido. Nada me diferencia de cualquier idiota. Si me creyera diferente además de idiota sería un infeliz acomplejado por no dar la talla. Demasiado silencio, solamente escucho roncar el motor de la heladera y algunos perros viejos que lloriquean en un jardín vecino. Escucho los sollozos y se me ennegrece el alma. Me vuelvo una sombra alargada que huye por las paredes y el techo, pero no siento pena por esos perros, sino por mí mismo, por mirarme y darme cuenta de que a pesar de ser nada, me gusta ser yo. Me gusta mi mugre y me gustan los escombros que junto en un rincón. Proyecto y construyo con mis escombros las nuevas pieles que me voy a calzar y los nuevas ropas que voy a lucir mañana, martes o viernes, porque aunque me guste ser yo, no quiero serlo; la realidad es que eso no se puede elegir, eso pasa, sucede, y si tenemos la lucidez para encontrar la línea que tenemos trazada podemos mejorar y tratar de ser aquello que tenemos que ser. La parte difícil de dejar de ser una marioneta es aceptar el desafío, agarrar la antorcha y correr lo más rápido que podamos. Es una carrera de postas y para ganar se necesita coraje. Si la soga viene con mierda, agarrala con los dientes.

17 Respuestas a “* disertaciones de un jabalí: los escombros

  1. Supongo que ya habrás notado que mis comentarios tienen pinta de ser bastante simples y carentes de profundidad y todo eso. Bueno pues es que no hallo qué decir que suene medianamente bueno para que lo lea alguien que escribe de semejante manera como tú lo haces.
    Por lo pronto te digo que es un honor tenerte en mi Blogroll y saber que has leido algunos de mis escritos.
    Un saludo.

    Por cierto! estas disertaciones de un jabalí están estupendas. Muy, muy bueno este escrito.

    • David, el honor es todo mío, tanto por conocerte y leer bastante de toda tu buena producción, como por que también me leas y me des tus opiniones y puntos de vista. Buena suerte y más que suerte!

  2. Los 13 comentarios anteriores me han parecido muy ricos; casi fuerzan al mío a ser como un balazo de carabina: austero y preciso. Pero como seguramente apenas si acertaré a perforar el blanco, prefiero dejarte mi felicitación por este relato, que me ha gustado mucho.
    ¡Saludos!

  3. A pesar de mi mediocridad, a pesar de mis fracasos, a pesar del adocenamiento en el que vivo, a mi tambien me gusta ser yo. Si tengo que meter el hocico en mis propias contradicciones no lo dudo.
    Aunque a veces me siento tentada de dejarme llevar por las banalidades, de seguir el rebaño, no sé por qué aparece otra vez el tufillo que mi hocico detecta y vuelta a pensar que quiero algo más.
    Me ha gustado la reflexión, con la que tengo bastante en común.
    Salut

    • Carme, gracias por tu comentario tan reflexivo. Quise tratar de ordenar un poco todas las ideas que nos van dando vueltas por la cabeza, y el hecho de encontrar tan buenas devoluciones me hace pensar más y más. Larga vida al jabalí!

  4. Estoy de acuerdo con los comentarios que me preceden, así que para no ser reiterativa te pregunto ¿Has pensado alguna vez en la soledad de Dios? Prefiero ser mortal, sobrevivir, luchar, ponerme corazas cuando haga falta, pero en compañía. Me ha encantado el título,»Un jabalí entre escombros». un resumen muy acertado de tu texto.
    Un saludo,

    • Anne, supongo que si algún día tengo la suerte (o desgracia) de ser un dios, seguramente me pasaré el tiempo pensando en lo injusto de mi soledad, je.
      Muchas gracias por tus palabras, saludos!

  5. Una confusión de vida que se palpa, que exhuda dolores y contradicciones, valores y miedos. El enfrentamiento con nuestra propia caducidad, con nuestra propia ordinariez, con nuestra propia soledad en un destino que no tiene otro norte más que, como lo expones concisamente, aguantar. En eso se resume la grandeza de nuestros sueños más alocados, de nuestras ansias de ser inmortales.
    Sin lugar a dudas un cable a tierra necesario a veces. Duro en su ejercicio, pero provocador, de fuerza, de movimiento, de reacción de vencimiento de la inercia ciega que nos encapsula en una existencia vulgar. Te ha quedado entero. Has desarrollado con valentía y has puesto en blanco y negro (literalmente) sentimientos universales. Yo que vengo del club de la duda, de la sobrada evaluación y de la desilución pura, me saco el sombrero.
    Saludos

    • Me encantó tu comentario, Chrieseli, tu apreciación complementa a la perfección el espíritu de lo que quise transmitir con esto. Gracias por eso!

  6. Las dudas. El mal del principe Hamlet que nos asalta en cada recodo de la vida. Coimo ser capaz de sobreponerse sin obsesionarse en los errores cometidos. Un buen texto literario filosofico. Un saludo

    • Creo que lo de filosófico me queda un poco (bastante) grande, Concha, de todas maneras siempre tus opiniones son muy bienvenidas. Muchas gracias!!

  7. El coraje lo llevamos adherido a la piel como signo de la individualidad, como el estigma de la propia confusión. Ser o no ser, como dijo el poeta. Quererse y reconocerse, como digo yo. Un extenso texto que refleja un ir y venir de ideas y en el que, por encima de todo, me quedo con el final. La supervivencia por encima del caos.
    Un saludo

    • Gracias Pipermenta por la visita y el comentario. Me gusta que surjan opiniones e interpretaciones diversas a partir de estos desvaríos que a veces trato de ordenar un poco.
      Saludos!

  8. Una buena decripción de la confusión y las ideas mezcladas de derrota y pesimismo que viene cuando uno se descubre finito, común, igual a tantos, el grano de arena en el desierto. El complejo del que se descubre indio sin posibilidad de ser cacique. Me gustó mucho, saludos!

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